martes, 8 de mayo de 2012

APLASTAMIENTO DE LAS GOTAS (Historias de cronopios y de famas)
Julio Cortázar


Yo no sé, mira, es terrible cómo llueve.
Llueve todo el tiempo, afuera tupido y gris, aquí contra el balcón con goterones cuajados y duros, que hacen plaf y se aplastan como bofetadas uno detrás de otro qué hastío. 
Ahora aparece una gotita en lo alto del marco de la ventana; 
se queda temblequeando contra el cielo que la triza en mil brillos apagados, 
va creciendo y se tambalea, y va a caer y no se cae, todavía no se cae.
Está prendida con todas las uñas, no quiere caerse y se la ve que se agarra con los dientes  mientras le crece la barriga; ya es una gotaza majestuosa, y de pronto zup, ahí va, plaf, deshecha, nada, una viscosidad en el mármol.
Pero las hay que se suicidan y se entregan enseguida, brotan en el marco y ahí mismo se tiran; me parece ver la vibración del salto, sus piernitas desprendiéndose 
y el grito que  las emborracha en esa nada del caer y aniquilarse. 
Tristes gotas, redondas inocentes gotas. Adiós gotas. Adiós.

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