sábado, 2 de febrero de 2013

Eduardo Galeano
                                                                                       LoS SueñoS de Helena
                                                                                 Ilustración de Isidro Ferrer


La Casa de las Palabras:

A la casa de las palabras, acudían los poetas.
Las palabras, guardadas en viejos frascos de cristal, esperaban a los poetas 
y se les ofrecían, locas de ganas de ser elegidas:
ellas rogaban a los poetas que las miraran, que las olieran,
que las tocaran, que las lamieran.
Los poetas abrían los frascos, probaban palabras con el dedo
y entonces se relamían o fruncían la nariz.
Los poetas andaban en busca de palabras que no conocían,
y también buscaban palabras que conocían y habían perdido.
En la casa de las palabras había una mesa de los colores.
En grandes fuentes se ofrecían los colores y cada poeta se servía
del color que le hacía falta: amarillo limón o amarillo sol,
azul de mar o de humo, rojo lacre, rojo sangre, rojo vino...